Ilustración que realicé para el cuento “Lápices de algodón” de Pilar Ugarte.
Aquí os dejo el principio de la historia:
"Ana jugueteaba con el tenedor dibujando surcos en el lenguado, sin decidirse a probarlo.
-Hija, deja de enredar y termina la cena. ¿Qué piensas, sembrar el hambre y esperar a que crezca?- le reconvino el padre- Y dime, ¿qué son esos lápices que te ha regalado tu tía?
-Son de una tienda especial porque con el dinero que ganan por vender llevan a niños de países que están muy lejos y son pobres a otros sitios, para que vivan con otras familias y así pueden estudiar, jugar con otros niños… ¿A que es “guay”? Sí, porque conocen otras ciudades, las comidas, a personas que viven de otra manera… ¿Y sabes lo mejor, papi? Son lápices mágicos para dibujar cosas blandas y suaves. Y sólo escriben palabras bonitas y tiernas; lo dice la tía - con lo ojos brillantes de emoción y con la suficiencia que le aportaban sus seis años, Ana insistió:- De verdad son mágicos, y por eso los fabrican en La India.
-Eso lo explica todo. Pues cómete el pescado, que también es mágico y te hará crecer.
Encerrada en su dormitorio Ana repasaba los lápices esponjosos y flexibles: azul, amarillo, rojo, blanco...
-¡Menuda cena! El pescado no me gusta nada ¿Qué pasaría si me dibujo un postre?- se relamió, golosa, sólo de pensarlo- Sí, uno de esos que llevan de todo, como los de las vacaciones. Los que ponían en el hotel... ¡Uuuh, eran “guay”!
Con la boca hecha agua empezó a perfilar una copa, pero no se plasmaba. No se desanimó y pintó la nata, las bolas de helado de fresa, limón, chocolate... Esas sí se configuraron y se apresuró a chupetearlas antes de que se escurriesen del papel. "